La transición forma parte de la vida de los niños misioneros: nuevos países, nuevas escuelas, nuevas estaciones. Puede ser emocionante, pero también agotador. Ya sea que estés a punto de mudarte, acabes de llegar, o te encuentres en algún punto intermedio, aquí hay algunas maneras de navegar la transición con propósito y gracia:

1. Nombra lo que dejas.
Las transiciones implican pérdidas, aunque se mezclen con alegrías. Tómate tu tiempo para despedirte de personas, lugares y rutinas. Escribe lo que echarás de menos y lo que estás dispuesto a dejar ir.

2.
Lleva contigo algunos objetos que te resulten familiares (tu sudadera favorita, un libro, un tentempié). 3. Crea ritmos que hagan que los nuevos lugares se sientan un poco más como en casa: la misma lista de reproducción, el mismo té cada noche, un paseo por la mañana.

3. Permítete sentir.
El dolor y la emoción pueden existir al mismo tiempo. Date espacio para sentir ambas cosas. Habla con alguien que entienda la vida de MK o escribe en un diario lo que estás experimentando.

4. Recuerda la fidelidad de Dios.
No estás empezando de cero. El mismo Dios que salió a tu encuentro en tu última estación ya está presente en ésta.

"El Señor mismo va delante de ti y estará contigo..." - Deuteronomio 31:8

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