

Hay temporadas en las que la oración se siente seca, la adoración se siente distante y Dios parece estar lejos. No pasa nada, y no estás solo. He aquí algunas prácticas suaves que te ayudarán a reconectarte:
1. Respira con intención.
Prueba esta sencilla oración: Inspira: "Tú estás aquí".
Espira: "Y yo estoy contigo".
Repítelo durante unos minutos. Sin presión. Sólo presencia.
2. Camina y maravíllate.
Da un paseo sin música ni podcast. Presta atención. Observa la belleza. Pregunta: "Dios, ¿qué quieres que vea hoy?".
3. Escribe en tu diario sin editar.
Escribe lo que realmente sientes, no lo que crees que deberías.
Dios no tiene miedo de tu honestidad.
4. Vuelve a la Escritura despacio.
Elige un pasaje corto (como el Salmo 23 o Juan 15). Léelo despacio, quizá en voz alta. Pregunta: "¿Qué palabra o frase es para mí hoy?".
A veces, reconectar no consiste en esforzarse más, sino en quedarse quieto el tiempo suficiente para darse cuenta de que Dios ha estado cerca todo el tiempo.