A veces parece que el mundo se desmorona y no puedes apartar la mirada. Te desplazas, oyes, ves... y todo se amontona. La guerra. Injusticia. Gente sufriendo. Si eres de los que siente todo eso en los huesos, probablemente te hayas preguntado:
¿Cómo puedo preocuparme sin caer en el colapso total?

Hablemos de ello.

Sentirlo todo a la vez

Como niño misionero, probablemente has visto más cosas que la mayoría de la gente de tu edad. Quizá hayas visto de cerca la pobreza o hayas oído a los adultos debatir sin parar sobre política y religión. Tal vez hayas sentido el deseo de ayudar a todo el mundo. Pero preocuparte profundamente no significa que tengas que cargar con todo.

Intentar aguantar el dolor de todo el mundo te dejará agotado, ansioso y convencido de que nada cambiará. Eso no significa que seas débil, significa que eres humano.

Incluso Jesús necesitaba descansos. Se tomaba tiempo a solas, salía con amigos y se alejaba para rezar. Su compasión no le hacía inquebrantable. Lo hacía real.

Mantener los pies en el suelo cuando la situación es difícil

No tienes que fingir que no te importa. Necesitas ritmos que te ayuden a mantenerte firme. Aquí tienes unos cuantos:

Descansa como quieres
Apaga el teléfono. Sal a la calle. Respira. Eres más de lo que haces por los demás.

Elige tus batallas
No puedes arreglarlo todo. Céntrate en una causa que te importe, da pequeños pasos y dalos con otros.

Búsqueda de buenas vibraciones
La esperanza no suele ser tendencia. Fíjate en lo bueno. Compártelas. Celébralo.

Habla con tu gente
Cuando te sientas abrumado, cuéntaselo a alguien seguro. Deja que te recuerden que no estás solo.

Honra tus límites
El descanso no es pereza. El descanso es resistencia. No eres Dios, y no tienes por qué serlo.

No está solo

Cuando el caos parece no tener fin, recuerda: no tienes que cargar con el mundo. Sólo tu parte de él. Y aun así, Dios lo lleva contigo. Dios también sigue proporcionándote comunidad, personas y apoyo. No te olvides de pedir ayuda cuando la necesites. A veces, la mejor manera de que Dios aparezca y proporcione alivio es a través de la presencia y la paciencia de los demás. 

Sigue amando. Sigue esperando. Sigue descansando. Sigue pidiendo ayuda, para no desmayarte.


Inspirado en los escritos de Benjamin Cremer.

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